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2018
ARMONÍA GASTRONÓMICA,
COMBINACIÓN O MARIDAJE
Todos hemos conocido los vinos con burbujas en
celebraciones y ocasiones especiales pero no hemos
de tomarlos sólo en el momento del brindis o el
chin-chin. Podemos acompañarlos de un aperitivo,
una comida o un postre a través de la armonización
con cada plato para conseguir la mejor expresión de
ambos y el mayor disfrute del comensal.
Los vinos con burbujas son muy versátiles para
combinar con la comida gracias a su acidez, su
ligereza y la presencia de carbónico, y lo serán aún
más cuanto más equilibrados y sencillos sean. Al
contrario, cuanto más intensos y complejos, más
difíciles de maridar por la saturación sensitiva que
puedan provocar y la posibilidad de anular a su
acompañante.
• Los platos dulces reducen la percepción de todos los sabores así que hay que buscar vinos intensos en dulzor, CAVAS & OTRAS BURBUJAS
acidez, salinidad o amargor. Ejemplos: vinos de aguja y gasificados semi-dulces y dulces; cavas y espumosos
extra secos, secos, semi-secos y dulces.
• Las recetas ricas en sal combinan mejor con vinos poco ácidos, poco dulces y poco amargos, ya que la sal
potencia esos tres sabores. Ejemplos: vinos de aguja y gasificados secos; cavas y espumosos brut nature,
extra brut y brut.
• Los platos con una acidez marcada casan mejor con vinos más ácidos que ellos y con mucho gas carbónico,
pues cuando el vino y el plato son igual de ácidos, el vino sale perdiendo. Ejemplos: cavas y espumosos brut
nature, extra brut y brut.
• Los bocados amargos van muy bien con vinos muy burbujeantes, poco ácidos y poco amargos, ya que el
amargor se potencia a sí mismo y a la acidez, mientras la burbuja limpia y alivia el efecto cargante que el
amargor genera en las papilas. Ejemplos: cavas y espumosos extra secos, secos, semi-secos y dulces.
• Los alimentos con umami potencian la percepción de todos los demás sabores, así que armonizan muy bien
con vinos livianos. Ejemplos: vinos de aguja y gasificados secos; cavas y espumosos brut nature, extra brut
y brut.
Para tomar solos recomendamos dos opciones en función de la ocasión. Los espumosos más jóvenes y
sencillos, así como los vinos de aguja y gasificados, son los más fáciles de beber en el chateo, cuando se
bebe sin comer, despreocupadamente. Los más añejos y complejos también se pueden tomar solos, pero
tal vez merezcan momentos más tranquilos y reflexivos, como una sobremesa. Tengamos en cuenta que
si la comida ha sido demasiado copiosa, puede resultar incómodo tomar vinos con gas que aumenten la
sensación de hinchazón y hartazgo.
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